Fashion Revolution es un movimiento internacional con representación en 71 países que nació para hacer visible, cuestionar y cambiar el impacto negativo del sistema de moda actual sobre las personas y el planeta. La magnitud de la tragedia de Rana Plaza del 24 de abril de 2013, en la que murieron 1.134 personas y 2.500 resultaron heridas al desplomarse un edificio que albergaba talleres textiles en Bangladesh, hizo que fuera imposible seguir ignorando la extrema precarización laboral de la industria de la moda, desde la producción de las materias primas a la confección de las prendas. Cuando se conmemoró el primer aniversario de la tragedia, la fundadora del Fashion Revolution Day, Carry Somers se dirigió a los consumidores con la consigna «Hacé algo: sé curioso, preguntá, involucráte».
En Buenos Aires, tres días después del segundo Fashion Revolution Day, murieron dos niños al incendiarse un taller textil clandestino en el barrio de Flores, denunciado en septiembre de 2014 por la Fundación La Alameda. La noticia tuvo amplia cobertura en los medios, locales y extranjeros; referentes del mundo de la moda argentina (periodistas, diseñadores, bloger@s, entre otros) manifestaron su repudio en las redes sociales, mientras que funcionari@s salieron a dar cuenta de su política en materia de talleres clandestinos y las medidas tomadas (fueron 5 los denunciados en la misma cuadra de la tragedia), que hoy se hace evidente no fueron suficientes o no han sido las adecuadas para resolver el problema.
Si bien el Estado es un actor indispensable y es válido demandar respuestas y soluciones, los consumidores tenemos a nuestro alcance la herramienta más efectiva para incidir en el sistema de la moda: decidimos qué comprar y qué no. “Comprar menos y mejor”, como lo expresó la diseñadora británica Vivienne Westwod, es una forma genuina de involucrarse en la revolución de la moda y ser parte del cambio de una realidad que duele.
¿Quién hizo mi ropa? imagen: Fashion Revolution
La mirada local
Fashion Revolution está presente en Argentina y para el segundo aniversario del Fashion Revolution Day (24/4/2015), el equipo conformado por Roi Benítez, Gabriela Vazquez Kirsch y Jimena Yanes organizó una conferencia en el Senado de La Nación, hecho que celebramos por la intención de incluir este tema en la agenda política nacional. Un activista social (Gustavo Vera de La Alameda), un académico (Miguel A. Gardetti del Centro Textil Sustentable) y tres diseñadores (Romina Cardillo, Daniela Sartori y Carlos Molina) fueron los responsables de poner en palabras la realidad y mirada local.
“Estaba trabajando cuando me enteré de la tragedia de Rana Plaza, y no pude evitar llorar un día entero. Hace muchos años que trabajo en la moda argentina, para infinidad de marcas, y no vi al accidente como algo tan alejado de lo que sucede en nuestro país… somos parte de un tercer mundo que tiene los mismos problemas”. Daniela Sartori
Romina Cardillo, Carlos Molina, Miguel A. Gardetti, Gustavo Vera, Daniela Sartori
Bárbara Lombardo fue la conductora del evento, una mujer que se declara amante de la moda y que por esa misma razón, se compromete con el nuevo paradigma. Así como Gwyneth Paltrow, Jessica Alba o Emma Watson -por citar algunas celebrities de otras latitudes-, contar con su voz fue una buena noticia, ya que la moda argentina necesita influencers con sensibilidad por su entorno.
Susana Saulquin, directora del Instituto de Sociología de la Moda (desde 1988 a la actualidad) y Directora del Posgrado de Sociología del Diseño de la FADU, fue la responsable de recibir a la audiencia (en video, lamentando no poder estar personalmente).
“Que este primer evento del Fashion Revolution Argentina se desarrolle en este ámbito me parece fantástico. Estoy muy contenta, espero que todos en el país nos comprometamos para cuidar los recursos humanos para el bien de la industria textil y la indumentaria”. Susana Saulquin
Gustavo Vera, titular de la Fundación La Alameda y legislador porteño abrió la conferencia poniéndole datos concretos a una realidad abrumadora, que la misma industria de la moda reconoce.
“En este momento tenemos en la industria de la indumentaria un 78-80 % de trabajo informal, que se divide en trabajo precario, forzoso y esclavo. Los primeros no cobran según indica el convenio colectivo de trabajo, los segundos están en negro y trabajan más de 12 horas sin ningún derecho, y trabajo esclavo es algo agravado porque además las personas pernoctan en el mismo lugar donde son explotadas”.
“Una enorme mayoría, cerca del 80 % de los costureros, provienen de Bolivia y en el caso de Córdoba, de Perú. Alrededor de La Salada hay 32.000 talleres clandestinos que abastecen a 8.000 puestos. Cada uno tiene entre 4 y 5 proveedores y cada taller tiene entre 7 y 10 costureros, esto nos da un universo de 250.000 / 300.000 costureros solamente trabajando para La Salada. Algunos de ellos también trabajan para las marcas, y las marcas pagan en especies… la cultura La Salada no viene de abajo hacia arriba, sino que va de arriba hacia abajo.”
El INTI ha demostrado que el costo de confección de una prenda con respecto al precio final es del 20 %: el 5 % de confección y 15 % de insumos y corte, del resto el 20 % tiene que ver con intermediarios, el 20 % con impuestos de la parte formal, un 10 % de local y franquicias y el resto es el margen de ganancia de las marcas, que es muy superior a los márgenes de ganancia que tienen otras ramas de la economía, que habitualmente rondan márgenes del 7 u 8 %. La rentabilidad de las marcas de indumentaria supera el 20 y llega al 30 % de márgenes de ganancia y esto tiene que ver concretamente con una maximización obscena en base a la explotación más espantosa”. Gustavo Vera
El diseñador como comunicador y gestor social
Los tres diseñadores que formaban parte del panel compartieron sus historias personales. Conocimos sus motivaciones y su decisión de apostar por el cambio a pesar de las dificultades que encuentran cotidianamente en el camino hacia la sustentabilidad de sus proyectos.
Romina Cardillo, fundadora de Nous, reflexionó acerca del rol del diseñador como comunicador.
“El diseñador tiene que estar en contacto con el medio que lo rodea. Comunicar una idea que esté vinculada al compromiso social y no quedarse con el aspecto más frívolo de la moda. Elegir las materias primas conociendo su origen, involucrarse, aplicando el diseño a lo creativo y a todo el proceso de la cadena de valor. Como diseñadores debemos exigirle a la industria que empiece a fomentar otro tipo de trato, por ejemplo, lograr que los proveedores de telas nos digan de dónde están exportando y de dónde se han extraído las materias primas. Como consumidores tenemos que empezar a exigirle a las marcas que nos digan de dónde proviene nuestra ropa. Las marcas empezarán a escuchar esta nueva demanda”. Romina Cardillo
Carlos Molina, un joven diseñador venezolano creador de Volatil y Carlos II , relató cómo fue a dar con un taller clandestino a poco de llegar a Buenos Aires, cómo lo contrataron como diseñador para “calcar” prendas de marcas importadas para marcas nacionales, y cómo a partir de un encuentro con Susana Saulquin vuelve a sus orígenes como diseñador, a sus primeras motivaciones: recrear, recuperar, transformar, poner en valor prendas y telas nobles descartadas antes de tiempo por el afán consumista. Dentro de sus ideas como diseñador se encuentra la de confeccionar prendas unisex y que se adapten a cuerpos de distintos talles, «Diseños sin estereotipos».
“Nadie se puede sentir bien utilizando un producto de cualquier índole hecho con el dolor de otra persona”. Carlos Molina
Daniela Sartori por su parte, no quiere que la moda sustentable se convierta en un esnobismo, con precios inaccesibles y para pocos. Para dar su charla eligió vestir un sari, a modo de humilde homenaje a las mujeres de Bangladesh.
“Mi idea fue la de liberar el diseño… Ellas se visten así -las mujeres protagonistas de las fotos de la tragedia-, compran la tela, no necesitan consumir ropa. ¿Y qué pasa si nosotros también compramos la tela y nos hacemos las prendas? Y empezamos a valorarlas, a valorar lo que tenemos y no sólo nos fijamos en el precio a la hora de comprar. ¿Cuánto nos durará lo barato? A mí como diseñador no me interesa hacer algo para desechar, que dure sólo seis meses”.
“En mi emprendimiento trabajo casi sola, hago todo: los moldes, las muestras, coso, pero el costo es muy alto y a mí me gustaría llegar a un montón de gente, no sólo a la gente que lo puede pagar… Entonces me preguntaba en cómo hacer para que esto que yo sé, que aprendí, pueda ser explotado por otra gente que lo necesita… Qué pasa si libero el diseño y dejo que mis colecciones puedan ser reproducidas por una cooperativa o un taller con sus propios fines? Yo no persigo un fin lucrativo con esto, trato de plantear el rol del diseñador como un gestor social, es mi humilde aporte, una toma de conciencia”. Daniela Sartori
Tanto Romina Cardillo como Daniela Sartori mencionaron que en su búsqueda por respetar todos los eslabones de la cadena y practicar comercio justo, se acercaron a comunidades de pueblos originarios. Romina realizó una colección de edición limitada en colaboración con las tejedoras wichís (chaguar) y Daniela compra fieltro artesanal y lanas elaboradas por artesanas de la provincia de Salta para su propuesta de sastrería. Ambas también se manifestaron en contra del consumo de cueros y pieles.
Líderes que inspiran
Por su parte, Miguel A. Gardetti (representando al Centro Textil Sustentable y a la Red Argentina del Pacto Mundial) eligió compartir ejemplos de líderes del mundo, a través del recorrido de lo que consideró una síntesis del camino que desembocó en el Fashion Revolution Day. Desde Yvon Chouinard, fundador de Patagonia en los años 50, hasta Livia Firth en la actualidad, directora de Eco-Age y creadora del Desafío Green Carpet, pasando por la misma Carry Somers y su marca Pachacuti, Anita Roddick (The Body Shop, Kavita Parmar (The IOU Proyect) y Jennifer Ewah (Eden Diodati), entre otros.
“Dicen que ésta es gente que tiene una profunda mirada sobre lo social y ambiental, y tan profunda es que están totalmente motivados para quebrar las normas. Desde Yvon Chouinard, todos los que les he nombrado han quebrado las normas y por lo tanto están dispuestos a generar soluciones disruptivas, nunca vistas… Son líderes transformacionales, gente que inspira, y el liderazgo y la inspiración son vitales para el logro de la sustentabilidad”. Miguel Angel Gardetti
“Hoy nos tenemos que ir de acá con la pregunta: quién está haciendo nuestra ropa, desde lo simbólico de darnos vuelta una prenda y mostrar la etiqueta, y hacerlo real pensando en quién la confecciona a la hora de comprar nuestra ropa“. Roi Benitez
Compartimos un segmento del registro visual de la conferencia, un admirable trabajo de Irene Kerner
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